Una madre siempre estará orgullosa de su niña, su hija querida, su princesa, su pequeña… Desde antes de nacer ya la amamos, y así es siempre, nuestra pequeñita bebé… aunque pasen los años y crezca. Ella es y será, la pequeña niña querida.
Con la mirada baja y el alma altiva, con el sentir del alba cuando va naciendo el sol, con el color magenta del imponente ocaso… así voy describiendo a quien desde mi vientre me dio valor y fortaleza aunado a un gran amor.
Desde que nació, mi bebé es mi gran amor:
Suave sensación: al contemplarle se me va llenando el corazón. Su sonrisa, al convierte en carcajada me llena de alegría, porque aún es esa niña que me da ternura cuando callada se queda remontada en sus sueños. Está llena de ilusión callada, que persigue letanías, cuenta emociones, que vive en una ensoñación que se encuentra oculta dentro de su corazón.
Mi pequeña niña es fuerza y constancia…
Se empeña en subir los peldaños de la vida a base de fortaleza y de metas que una a una va cumpliendo al paso de la vida, mariposa de alas diáfanas y coloridas… Ella vuela alto, y tras caer, retoma fuerzas y entereza, ganándole a la melancolía, levantándose de nuevo cada vez.
Mi niña pequeña, dejó de ser tan pequeña:
Y creció mi niña, se hizo grande y fuerte. Tomó en sus manos su vida, y se hizo mi guía, y se hizo mi paz disipando mis tormentas… creció mi niña.
Y se hizo hermosa mi niña consentida, y sus ojitos, sus ojitos aún se cierran al contacto de su risa, al contacto de la tristeza, ¡se hizo grande con los golpes de la vida!
Mi pequeña niña ya es todo una señorita:
Ya no esconde su mirada, ni su risa, ni su fe; ya no se llena de dudas porque sabe con entereza que sus principios son grandes y se llena de fortaleza. Las dudas ya no dan vueltas en su cabeza, porque ha crecido mi niña, hermosa y llena de luz. Hoy es una señorita que a su paso va destilando olvidándose del pasado; hoy mi amor le voy dejando en cada letra callada, en cada paso que he dado abrazando sus tristezas, abrazando su corazón cuando sus dulces ojos lloraron y cuando la melancolía hacía presa de su alma.
Hoy miro a mi hija, y veo que ha crecido.
He reído con sus risas, y he llorado con su llorar, y nos hemos abrazado cuando un día supimos que solitas nos quedamos las dos en nuestro hogar. Hoy, sólo porque sí, brotaron estas letras a mi dulce y amada niña que hoy se quedó prendida en la solapa del adulto convertida en una hermosa y fuerte mujer. Hoy, hoy ha crecido mi niña.
© Autor: Edith Cervera.
Hermoso de verdad cuantos recuerdos de mi niña vinieron a mi mente.
precioso el tema cuantos recuerdos llegaron a mi mente gracias a dios mis dos grandes tesoros ya crecieron y aunque pasen los años seguirán siendo mis niños queridos.