La Navidad, Día de Todos los Santos y el Día de los Muertos son fechas comúnmente melancólicas que duelen ya por sí solas… Pero cuando tienes un difunto al que recordar, el dolor es mucho mayor. Tal vez no quieras hacer nada especial, pero yo te pregunto: ¿Qué hay de los que están a tu lado? ¿Les vas a castigar? ¿No sería mejor intentar aparcar el dolor para recordar lo bello que fue el tiempo que estuvo entre nosotros? ¿Verdad que es mejor opción?
Cuando alguien se va de nuestras vidas, también se lleva parte de nosotros, nos quedamos destrozados, sentimos que no podemos seguir adelante, nos cuesta respirar y sentimos que sólo podemos llorar pues no entendemos por qué la muerte se lleva a nuestros amados cuando sentimos o pensamos que aún podía estar junto a nuestro lado.
¿Por qué tuvo que morir?
Buscamos y no encontramos respuesta. Su momento llegó como un destino marcado, si hay algún motivo, tal vez sólo Dios lo conozca. Tenemos que aceptar la voluntad de Dios, aceptar la muerte y seguir sin él o ella; aprender a vivir sin su voz, sin su presencia. Tienes una fuerte sensación de enojo y soledad, un sentimiento que se hace cada vez mayor con el pasar los días… pero por imposible que parezca, poco a poco se va aliviando ese dolor y nos vamos conformando.
En fechas especiales, como la fecha de su cumpleaños, el aniversario de una muerte, el Día de los Muertos, Día de Todos los Santos, o Navidad… el dolor de su ausencia es mayor, pero déjame decirte que no eres ni serás la única que se siente así.
Todos reaccionamos en forma diferente, pero el dolor es el mismo.
Pienso que el dolor con el paso de los meses se convierte en miedo de no poder contar con esa persona, miedo a olvidar su voz, su aroma y su presencia. No trates de olvidar, es mejor dejar fluir la vida que está dentro de ti y convertir el dolor en amor; ayuda a los demás que sufren lo mismo, hablando un poco cada día verás que todo va mejorando y cuando le recuerdes, cierra los ojos y deja que el viento te toque tu rostro y sentirás su presencia. No tienes porqué olvidar, al contrario, es bueno poder recordar sin llorar, sabiendo que estará en un lugar más tranquilo, donde no hay dolor, sólo paz y felicidad; y eso debe ser un motivo para sentirte aliviada por esa perdida, sólo se marchó antes que tú, pero todos tenemos un tiempo para vivir y otro para morir.
¿Ahora qué?
- Recordarlo en todo lo que has vivido, todas las risas y las vivencias juntos.
- Aprender a estar sin su cuerpo presente: su corazón siempre vivirá en el tuyo, en ese lugar nadie muere.
- Dar amor a los que son más débiles que tú, sacar fuerzas para ayudarles a superar el duelo.
- Vivir sin remordimientos, saber que has dado lo mejor de ti. Ese será un consuelo en tus malos días.
El dolor y el luto se transformará en algo nuevo:
Un día verás que lo recordarás ya sin dolor sino sólo con amor. Cuando lo logres, que lo harás, volverá a ti la felicidad. Y será así mientras a su vez seguirás llevando siempre dentro de ti el recuerdo del que se marchó, pero sin culpas, sin miedos, estando más reconciliados con la vida, sin culpar a nadie de lo sucedido… sólo sé firme y decide no vivir eternamente triste, te aseguro que aquel que se fue, jamás habría querido verte destrozada.
Siempre habrá pérdidas de diferentes formas y hay que estar preparados, aunque se diga que nunca se está del todo. El tiempo nos enseña que todo lo puedes superar, incluso el dolor más horrible, el bendito tiempo se lo lleva todo, pero nunca se puede llevar lo que atesoras dentro de tu corazón.
Con amor,
© Autor: Shoshan
