La vida de sentir dolor y tristeza no está hecha para ti. Ni la mala vida, ni las malas relaciones, ni la violencia, ni lo que te hace mal… por mucho que vivas estas cosas, no te acostumbres a ellas —”y no lo aceptes.
La historia de una mujer:
Ella no quería ser feliz, dejó que sus sentidos se abandonaran a la sensación del momento, no pudo articular palabra, la piel acostumbrada al maltrato se dejó llevar, ni una lágrima se asomaba a sus ojos que abiertos y perdidos en la nada; de nada valdría hablar (según ella), porque cada noche el tormento de verle llegar le erizaba la piel y se volvía de piedra, se volvía ausencia, se volvía piedad. Los músculos de su cuerpo ya eran rescoldos del ayer, marchita de ilusiones vio pasar el día a día, mientras los pétalos caían uno a uno cual pensamiento, cual ayer, ese ayer que se quedó prendido en la solapa del adulto, ese ayer que era lo único que tenía para perderse en esos terribles momentos que eran inevitables, no sabía en qué momento el amor se volvió tormento.
No sabía en qué momento la sonrisa se truncó en llanto, ese llanto callado que no emitía queja. La felicidad no existía, sólo la lástima hacia sí misma que la dejaba inerte en esas horas en las que debía sonreír, en las que debía ser feliz… Ahí estaba ella, cautiva en esa jaula, sin emociones, dejándose llevar por el asfalto de la vida, a veces con ganas de terminar con el hastío y el dolor, pero también pensando por momentos de qué manera podría salir de ese marasmo terrible de malos sentimientos, la mansedumbre y el llanto la inundaron y no podía ser feliz.
 ¡No quería ser feliz!
«Nunca seré feliz»
En muchos casos el dolor que sentimos, a veces incluso la violencia, se nos hace costumbre, tanto así que lo acabamos aceptando, pensando que nos merecemos lo que nos pasa. ¡Alto!
Estamos en el siglo 21, tienes voz, tienes fuerzas, nunca permitas que todo lo que le paso a nuestra amiga te suceda a ti. Valórate, no te conformes con una vida así, en la que no eres feliz, ni te sientes realizada, ni tienes ilusiones por los que vivir, ni nada que te haga sonreír. Debes amarte, valorarte, buscar más, romper con lo que te aprisiona, atreverte a romper esquemas, hacer cosas por ti misma, levantarte tras la caída, soñar… ser una mujer de verdad.
¿Alguien no te deja ser feliz?
Debes saber valorar lo que eres, nadie debe tener el privilegio de hacerle sentirse basura, que eres de golpear, usar y tirar. NO SE LO PERMITAS, cuando más callada, más poderoso lo vuelves, no aceptes el maltrato, no dejes que sea una costumbre es insano.
Llegó el momento de terminar con lo malo:
Toma la fuerza necesaria para decir “¡basta ya!” y salir adelante sin temores. A veces tenemos ese temor de no saber cómo enfrentar nuestras realidades, quizás por el temor a volver a estar solas y preferimos vivir atadas a algo o a alguien que no aporta nada bueno en nuestras vidas… Quizás sea por el miedo de no saber cómo enfrentar las vicisitudes de la vida nos hace continuar en esa vida cotidiana que llevas y que no te deja sonreír, ¡no hay que temer! Toma el control de tu vida.
¡Valórate! Amate y sigue adelante. Y si tienes que deshacerte de alguien, hazlo.
© Autor: Shoshan.