Somos como somos… con nuestra personalidad individual, y nuestra forma de hacer las cosas. Pero la historia familiar influye en quiénes somos, y conocer esa historia nos ayudará a mejorar como personas que somos.
Somos únicos, peor bajo influencia familiar:
De una u otra forma, todos sabemos que la familia es “la familia”, para algunos una suerte de sueño y para otros una pesadilla; sea como sea, la familia es el cimiento desde el que abordamos nuestra vida. Creemos que somos nosotros los que elegimos vivir, pensar, y hacer como lo hacemos, pero la ciencia y genética familiar ya ha demostrado que no somos tan libres como creemos, que aun hoy nuestra vida está influencia por lo que nuestros ancestros hicieron.
Muchos autores importantes hicieron hincapié en la importancia de la familia en la historia individual de cada uno de los miembros del árbol familiar, y ahora cada vez más gana el auge de saber quiénes somos a través de conocerlos a ellos.
Al estudio de nuestro árbol familiar se le denomina “transgeneracinal”, es decir que abarca lo acontecido mucho más allá de las generaciones.
La historia familiar, como la del mundo, se repite:
¿Te has dado cuenta, que la mayoría de la gente de tu familia tiene historias similares? ¿que los dramas que se viven son prácticamente los mismos? ¿Por qué será que por ejemplo, en  toda una generación familiar, ninguna de las mujeres consigue pareja pese a ser bellas e inteligentes? ¿Cuánto tendrá que ver las historias de las abuelas, bisabuelas, sometidas al yugo machista?
Sucede que todo lo que han vivido los que llevan tu misma sangre, aunque haya ocurrido en momentos históricos diferentes se pasa como mecanismo de defensa, como un recurso para mejorar la especie, el árbol y mantenernos vivos. Creemos que heredamos sólo genes, pero en verdad recibimos conductas, conflictos amorosos, miedos, creencias, adicciones.
Nuestros ancestros nos influyen, aun hoy:
Entre nuestra familia y sus miembros existen lazos de fidelidad invisibles grabados en nuestro inconsciente que hacen que nos comportemos como lo hacemos, y la finalidad es seguir perteneciendo al clan.
- Si nuestros ancestros tenían conflictos con los alimentos, probablemente nosotros heredemos conductas de ahorrar, cuidar lo que compramos en el súper, o siempre queramos emprender por temor a no tener en el futuro.
- Si nuestros padres se relacionaban de manera severa con el trabajo, posiblemente nosotras mismas tampoco seamos dadas a disfrutar del trabajo, o nos sintamos culpables por cómo trabajamos.
- Si los abuelos mantenían rígidas creencias acerca del dinero y el modo de ganarlo, seguramente nosotros seremos estrictos, y pensaremos eso de que el dinero no crece en los árboles, por tanto buscaremos experiencias para ganarlo de forma sacrificada.
- Si las mujeres de la familia han sido todas abandonadas u olvidadas por sus parejas, tenderemos a repetir la misma historia, o a preferir ser solteras.
Siempre pretendemos parecernos al árbol que nos dio la vida para merecer su abrigo, su aliento, incluso cuando las decisiones que tomemos sean contrarias a nuestros anhelos personales.
Conocer nuestra historia familiar nos ayudará:
Por eso es hora de conocer nuestros orígenes para conocernos a nosotros mismos. Es conociéndonos a nosotros mismos que más podemos ayudarnos, pues nos daremos cuenta tanto de nuestras flaquezas como nuestras fortalezas. Y si hace falta, podremos trabajar en romper la tradición familiar.
© Autor: Chuchi González.