Cómo evitar que los hijos se vuelvan unos malcriados…. O mejor dicho, cómo ayudarte a conseguir que dejen de ser unos hijos malcriados y consentidos. Por mucho que queramos y mimamos  a nuestros hijos, no queremos que sean unos malcriados, ¿verdad que no?
Consejos para dejar de malcriar a los hijos:
Por el bien de nuestros hijos, démosles amor, cariño y mimos… pero no les malcriemos:
1. Acostúmbrate a dejar claros los límites:
Tienes que poner límites, pero no basta con eso, porque como habrás comprobado fácilmente los rebasan porque tú misma se lo permites. No sólo hay que poner límites, sino dejarlos claros desde el primer momento. Menciónalos siempre, que siempre conozcan los límites. Por ejemplo, si tus hijos te piden un caramelo, en lugar de decirle, “sí, puedes comer un caramelo si quieres”, di algo más tajante como “sí, puedes comer un caramelo, pero sólo uno”. No dejes los límites abiertos a la imaginación. “Puedes ver este capítulo de dibujos animados, pero en cuanto acabe apaga la tele”.
2. Si pones límites, tienes que imponerlos:
Un límite no es una sugerencia, es una regla que no se debe traspasar. Si les has dicho que no pueden hacer algo y luego cambias de opinión, les estás enseñando que los límites no son fijos, que los podrán mover cuando quieran, que no hay porqué respetarlos. Una vez que has puesto un límite, no te retractes; pues por ejemplo, aunque sea cierto que no pasaría nada por dejarles comer otro caramelo más, permitirles comer otro caramelo después de haberles dicho que sólo podían comer uno les llevará a crecer faltándole el respeto a las reglas, y se pasarán toda la vida retándote a que cambies de idea y les permitas más de lo que inicialmente les dijiste.
3. No te dejes convencer por sus súplicas y lloriqueos:
Muy relacionado con lo anterior, si les permites convencerte les estarás enseñando que los berrinches, lloriqueos y ruegos son de gran utilidad, y que deberán utilizarlos contigo siempre que quieran algo. Los berrinches, lloriqueos, ruegos y súplicas no deben servirles para nada. No lo permitas o estarás perdida.
4. No te disculpes por no concederles sus caprichos:
Es bueno disculparse y pedir perdón cuando la situación lo amerita, como por ejemplo, cuando has perdido las casillas y les has gritado, o cuando sin querer les has roto un juguete. Pero no es bueno pedir perdón por las cosas que sobrepasan los límites que tienen, o los límites que tú misma tienes (por ejemplo cosas que no te puedes permitir comprarles). Nunca les pidas perdón por no poder comprarles el último móvil o una camisa de la marca que querían. Está bien que empatices con los hijos, de hecho es bueno que vean que respetas sus sentimientos, pero que eso no te lleve a disculparte por no concederles todo lo que quieren.
5. Las reglas de la casa no son debatibles:
Las reglas son las reglas, y se deben de cumplir, los entiendan o no. Eso es algo que los hijos han de comprender, pero primeramente tú misma. Eres la autoridad, no pones las reglas por capricho sino porque son tu forma de criarles, educarles y protegerles. A veces tendrás alguna regla que intentarán ver cómo la justificas, pero no debes acostumbrarles a pensar que si las hablan contigo podrán hacerte cambiar de idea. Puede que frente a tu casa tengas muy poco tráfico y casi nunca pase ningún coche. Pero si tienes un semáforo en rojo que te impide cruzar, ¿crees que la policía te permitirá debatir con ellos si necesitas seguir la regla cuando no ves coches cruzando? Pues lo mismo, que tus hijos comprendan que les guste o no, las reglas no son debatibles.
6. Enseña a tus hijos el valor de la paciencia:
Hoy día ya no es tan natural tener que esperar: si quieren decirle algo a un amigo le envían un mensaje WhatsApp que recibe al instante, si quieren hablar con los abuelos pueden llamarle por Skype, si tienen una pregunta Google se lo contesta al momento, si quieren un juego Amazon se lo trae a casa al día siguiente… ¡Pero sigue siendo importante saber esperar! No todo tiene premio de inmediato, no todos los deseos se pueden cumplir en cuanto les plazca y apetezca. Hay que hacer que los hijos tengan que esperar de vez en cuando, incluso para cosas que les podríamos conceder ya mismo. Por ejemplo, estás de compra con tu hijo que quiere un comic; en lugar de comprárselo de inmediato, dile que tal vez a fin de mes, si ahorra su propina, se lo pueda comprar él mismo. Es bueno enseñarles a los hijos a tener paciencia, contención y dominio propio.
7. Que los hijos ayuden en casa antes de jugar:
Es importante enseñarles a los hijos a ayudar, a ser responsables y a aprender a controlar sus frustraciones. La vida no les va a dar todos los caprichos que tengan, y es tu deber prepararles para ello. Hasta el más pequeño puede ayudar con algo en casa. No les hagas la cama, enséñales y exígeles que lo hagan ellos mismo, y ponles requerimientos, como por ejemplo, no ver la televisión hasta no tener la habitación limpia y ordenada. No sólo te será de ayuda a ti, sino que a lo largo de la vida estarán mejor preparados para lo que venga.
8. Enséñales el coste de la vida:
Es bueno que comprendan que todo tiene un precio, que si no tenemos lo mejor no es porque lo queramos ni porque no se lo permitamos, sino porque vivimos con un presupuesto limitado. Esto les ayudará no sólo a aceptar ahora la situación actual, sino a estar mejor preparados para el futuro. ¿Cómo lograrlo? Empieza con esos momentos en los que estás de compras con ellos; explícales por qué escoges un producto y no otro, lo que cuesta y la diferencia que te supone escoger entre ellos. Que tengan comprensión de lo que cuesta traer el dinero a casa, lo limitado que está, y cómo todo se va gastando en luz, en comida y gas… Una mejor comprensión les ayudará a entender mejor los límites que tienen.
9. Enseña a tus hijos a negociar:
Si por ejemplo tu hijo quiere el último juego de Super Mario para su Nintendo, en lugar de comprárselo tú, dile que ahorre la propina de unas semanas para comprárselo él mismo. Ah, ¿qué le llevaría dos meses ahorrar tanto? Â Pues dile que al final del mes asumirás la mitad del coste si durante este mes se comporta bien y te ayuda a hacer las tareas extra del hogar. Podría tener una tarea diaria que anotase con una estrella en un calendario. Cuando tenga las 30 estrellas le darás lo que le falta para comprar su juego.
10. No olvides que tus hijos te están viendo y observando:
Puedes intentar enseñarles cualquier cosa a los hijos, pero si eres un mal ejemplo para ellos, difícilmente les convencerá tus palabras. Ellos están viendo todo lo que haces, todo lo que te compras, todo el tiempo que inviertes en casa, ocio, hablar por teléfono, televisión, Facebook, WhatsApp, ropa, bolsos y demás… Los niños lo absorben todo, y por más que lo intentemos evitar, se percatan de cualquier hipocresía.
© Autor: Matilda B.