Gracias Señor, porque aunque aun estemos llorando por la pérdida de esa persona que ya no está entre nosotros, nos regalaste un valioso tiempo de vida juntos. Mi familia, mis amigos, y muchos más, atesoramos esos recuerdos; hablamos de ello con ternura y añoranza, sintiendo que fuimos privilegiados por haber compartido un tiempo a su lado.
¡Qué triste es tener un difunto!
Ahora sólo nos queda el consuelo de saber que está contigo en un lugar mejor, donde no hay dolor, sino tan sólo paz, felicidad y amor. Sabiendo esto, recordamos y te pedimos por los que hemos quedado atrás, sufriendo el vacío provocado por una gran ausencia:
La madre que ha perdido un hijo.
El hijo ha perdido a su madre.
Una madre que perdió a su padre.
Un padre a sus abuelos.
Una mujer que ha perdido a su esposo.
Un esposo a su mujer.
Un hermano a otro hermano…
Gracias Señor, por habernos dado un pedazo del cielo aquí en la tierra con ellos.
Venimos a Dios con dolor en el corazón:
Ya no están, es verdad, pero jamás ni por un sólo instante nos olvidamos de ellos. Escribimos para darnos consuelos los unos con los otros, para escribir palabras que jamás fuimos capaces de decir:
Gracias Señor, porque nos motivas a creer que no murieron completamente, sino que pasaron a mejor vida. Y así, en la noche, al mirar hacia el cielo infinito que creaste, tenemos la esperanza de en algún puntito brillante alguien nos cuida.
Gracias Señor porque a pesar del dolor que sentimos por el gran vacío que dejaron en nosotros, tú llenas nuestros corazones con algo bello y preciado: los recuerdos de lo que hemos vivido junto a quienes ya no están.
Gracias por las amistades, que a lo largo del tiempo tenemos el privilegio de llamar hermanos; gracias porque ellos también han podido darnos consuelo.
Gracias Señor por el ayer, por habernos regalado el recuerdo de lo que tanto amamos, gracias por el ayer.
Gracias de todo corazón, Señor de mi eternidad infinita, por darnos el consuelo de estar aquí en esto que llamamos vida.
Gracias Señor por todo, incluso por la lluvia que a veces se confunde con nuestras lágrimas… y gracias también porque así como siempre sale el sol, también tenemos momentos de felicidad dentro de tanto dolor por la ausencia de los que ya se han ido.
Unamos nuestras manos y oremos por aquellos que partieron y los que quedamos atrás, no una oración triste, sino una oración de fe en que hay un más allá, y que algún día, volveremos a encontrarnos en el cielo.
© Autor: Shoshan
Me Gusta poque a traves de esta oracion me siento fortalezida.Gracias