Toda relación de matrimonio comienza con la ilusión de vivir en amor hasta el fin de nuestros días. Pero cuando la separación o divorcio amenaza con llegar, ¿qué hacer?, ¿cuánto rogar para que no suceda? ¿Y cómo seguir adelante sin él?
“Nos amaremos hasta el final de nuestros días”
Una pareja de enamorados se casa, lo hace con el firme propósito de amarse y respetarse estando juntos “hasta que la muerte les separe”. Construyen una vida en común, e intentan crear para sí una fortaleza inaccesible, un mundo en el que no caben intrusos, desacuerdos, desamor, o decepciones. Pero un día, todo se viene abajo.
Cuando todo se viene abajo:
Llega el día en que uno de los dos pilares que sostienen ese mundo en el que viven se tambalea. El amor se escapa por las ventanas del hogar que con tanto amor se construyó… Atrás queda la ilusión y las promesas hechas. Y en ambiente ya se respira la separación con palabras de divorcio.
La posibilidad del divorcio asusta:
Esta situación asusta, y la mujer, horrorizada y dolida, busca un millón de razones para intentar evitar el divorcio. Se ha sacrificado mucho para llegar al lugar en el que estaban, ¿de verdad -piensa ella- merece la pena dejar que todo se eche a perder? Y temiendo perderlo todo, intenta convencer a su pareja de que el divorcio no es la solución.
¿Pero qué pasa cuando todo falla? ¿Qué pasa cuando ya has rogado y luchado por la relación, pero no parece tener resultado?
El tiempo de rogar tiene un límite:
¿Cuánto más se puede y se debe rogar? ¿Cuánto más vas a intentar hacer por salvar el matrimonio? Es sabido, y siempre se ha dicho, que mantener una buena relación es trabajo de dos, pero cuando una relación queda reducida a la lucha de una sola de las dos partes, no hay cómo hacer que la otra parte cambie su manera de pensar. No se puede retener a alguien que ya puso sus ojos en un camino apartado al nuestro, o lo que es peor, no se puede retener ni obligar a alguien que ya puso sus ojos en otra persona.
No es bueno rogar demasiado:
Lógicamente, atravesando una situación así de dura, nos sentimos lastimadas. Pero en el afán y la desesperación por salvar lo que se está perdiendo, nos hacemos más daño aun, nos exponemos a nosotras mismas a las humillaciones y desprecios de quien dejo de amarnos.
Cuando no hay más remedio que el divorcio:
Cuando la relación de pareja se ha roto totalmente llegando a la separación o divorcio, no existe una fórmula mágica para salvar nuestro hogar de la “mutilación” de uno de sus miembros. Lo que sí que hay, es una fórmula que no falla en seguir haciendo que el hogar sea un buen lugar:
Con mucho amor,
© autor: Amanecer Cautiva del Amor
El divorcio es entre papá y mamá; no es con los hijos. Lamentablemente, hay muchas madres que se escudan tras los hijos para manipularlos en contra del padre, lo cual trae graves consecuencia en el futuro… el tiempo sabrá dar razones a los hijos cuando estos formen su hogar y es entonces, cuando las madres no pueden mantener sus MENTIRAS…
QUERIDA AMIGA VARM1954.
Es siempre un gusto leerte.
Es también un gusto leerte en primera línea, por lo que te damos las gracias, dejemos abierta la puerta para leer a nuestras amigas/os acerca de nuestro tema.
Ni más ni menos mi amiga, lamentablemente suele suceder, tal parece que la parte que pide el divorcio o abandona el hogar, rompa todo vinculo y se aleje sin importarle los hijos, podría decirte que no necesariamente sucede por influencia de la madre, o del padre, en algunos casos, muchos son los clamores porque el padre se comunique con sus hijos, mas aun el clamor de los niños hacia los padres.
Te aseguro que en muchos casos, no es necesario que la madre “se escude detrás de los hijos para manipularlos” en la mayoría de situaciones, por no decir en todos, los hijos se dan cuenta y disciernen como se dan las cosas, especialmente cuando hay maltrato, ojala y muchos padres que se han olvidado de sus hijos.
Gracias por hacerte presente en nuestro portal de amor.
Amiga siempre:
Amanecer cautiva.