Cómo salvar tu matrimonio del divorcio

¿Como evitar el divorcio?
¿Cómo salvar tu matrimonio del fracaso y evitar separarte? ¿Cómo lograr recobrar su amor por ti?

Si tu marido te ha pedido el divorcio yÂ no quieres divorciarte, si no quieres perderle para siempre, y si deseas volver a enamorarle, sigue leyendo…

Como mujeres, si nuestro marido nos pide el divorcio, lo normal es que se nos caiga el mundo encima. No queremos fracasar en nuestro matrimonio, no queremos divorciarnos, ¿qué es lo que está tan irremediablemente mal que requiera una separación por divorcio? Lloramos, rogamos que no nos deje, hacemos mil promesas de cambio, desesperadas ante la situación llegamos incluso a amenazar para que no siga con esas ideas, nos sentimos abatidas, desconsoladas y buscamos un millón de razones para evitar el divorcio. Y a veces todo falla, él sigue queriendo el divorcio.

Desesperadas ante la idea del divorcio, intentamos por todos medios acercarnos más a él, pasar más tiempo junto a él, intentando restablecer la relación que él ya considera perdida… ¡queremos salvar nuestro matrimonio!

Pero, como muchas cosas que hacemos por instinto y como primera reacción sin pensarlo, no siempre hacemos lo correcto, ni mucho menos lo que más nos puede ayudar a salvar nuestro matrimonio de la amenaza del divorcio.

Cuando nos enfrentamos a una difícil situación así, a veces lo más conveniente no es atosigar al marido intentando demostrarle que debe seguir contigo, sino casi haciendo lo contrario: distanciándote de él.

La solución: Aléjate de él

Sal del ambiente de tu hogar roto, de la tensión del matrimonio que no funciona, de estar pasando el día intentando contentarle y enamorarle nuevamente… deja todo eso, aléjate, ve a un lugar donde no sientas esa presión constante por recuperar su amor.

Necesitas aire fresco, ver las cosas más relajadamente, con otra perspectiva… Pasar tiempo con familiares y amigos que te quieren tal cual eres. Intenta reencontrarte con viejas amigas de tu juventud, o invitar a alguna buena amiga a pasar un tiempo contigo… lo que sea, pero sal de tu hogar roto, sal de donde tengas que ver a tu marido todos los días, sal de donde te sientes tensa, desconsolada y desesperada.

Aléjate de tu hogar roto.
Lee libros.
Comienza una nueva afición.
Escucha las canciones olvidadas de tu juventud.
Disfruta de tiempo sola.
Involúcrate en actividades que te hagan sentirte realizada. Tal vez actividades de una ONG, la iglesia, el colegio de tus niños si tienes, bailes, yoga, gimnasio, o lo que sea…
Mírate en el espejo, que por muy mal que estén las cosas, anímate, arréglate, no descuides tu persona.
Intenta reencontrarte, disfrutar de la vida y especialmente de ti misma.

Haciendo todo esto pasarás menos tiempo pensando en la inminencia del divorcio que se aproxima y cuyos papeles legales tu marido ya está tramitando… Te reencontrarás a ti misma, tal vez hasta logres encontrar más felicidad que antes de que los problemas surgiesen, estés más calmada y relajada…

Consecuentemente, dejarás de atosigarle rogándole su amor. Dejarás de llamarle varias veces al día ver cómo está, para decirle que le quieres, que le extrañas y que sólo deseas que todo vuelva a ser como antes cuando él aún te quería. Tal vez incluso dejarás de llamarle de forma diaria, o quien sabe… tal vez logres no llamarle en absoluto durante el tiempo que estás alejada de él, por semanas, ¿o meses?

Lo que se logra con marcharte de su lado:

Primeramente, si lo haces bien, reencontrarte a ti misma.
Recuperarás energía.
Te calmarás y repondrás fuerzas.
Asimilarás la situación.
Lograrás la calma necesaria para enfrentar lo que tenga que suceder: si es el divorcio, pues así será.
No les estarás atosigando más.
No estarás rogándole más.
No estarás haciéndole más promesas.
Demostrarás que te vales por ti misma.
Demostrarás que puedes ser querida, amada, y respetada con él o sin él.
Su sorpresa e inquietud al ver que ya no le persigues.

Este último punto es muy importante, y un objetivo principal de esta estrategia de separarte antes de que se lleve al cabo el divorcio que tu marido te ha solicitado:

Lo más seguro es que si has llegado a este punto, él se sienta sorprendido e inquieto por lo bien que estás, porque ya no estás rogándole su amor, ya no vas detrás de él pidiéndole nada… Para su sorpresa, se dará cuenta de que si quiere saber de ti será él mismo quien tenga que llamarte, no porque estés enfadada o dolida… sino porque estás demasiado bien como para andar preocupándote de él.

NOTA: La falsedad se paga caro. Estas cosas las tienes que llevar de forma natural sin forzar, sin jugar juegos o intentar manipular. Eso al final se acaba notando y puede ser desastroso. Todo tiene que surgir naturalmente, puedes imponerte objetivos e ideas de lo que quieres lograr, pero por último que sean auténticas y sinceras, que partan de tu propio interés por estar bien contigo misma, con la situación a la que se llegue (sea cual sea) o sólo empeorarás las cosas.

Le llamará mucho la atención que estés tan bien, sin duda preguntará qué haces… ¡cuéntaselo! Háblale de lo que haces, de con qué amigas sales, de lo que tanto te está divirtiendo estos días… hazle ver que tienes una vida plena, que en cierto modo, no le necesitas.

Sin duda esto le inquietará mucho…
¡y le molestará!

Antes le molestaba lo pesada que estabas siendo intentando restablecer el matrimonio, intentando convencerle de que no quiere el divorcio… le atosigabas. Llegada a este punto ahora le molestará justo lo contrario: que estés feliz sin él, que te sientas realizada sin él, que estés haciendo cosas sin él, que salgas por ahí sin él… que no necesites rogarle y suplicarle. Sin duda esto le molestará. Tu indiferencia le molestará, y mucho.

Puede que te diga que se alegra por ti, pero en el fondo tú le conoces, y como suele suceder en casos así, en realidad estará molesto.

Cómo lograr que sea él el que no quiere el divorcio

Lo bien que te encuentras sin él, lo bien que lo estarás llevando, lo renovada que te verás al estar lejos suyo, sin necesidad de buscarle y suplicarle le molestará.
Créeme, así es.

Tanto le incomodará, que no te debes desesperar si ves que se queda callado al teléfono, pensativo, inquieto, o que de repente esté utilizando un tono de voz más violento y molesto. ¡Le molestará, pero eso es bueno!

No pasará mucho tiempo, tal vez una semana, en la que volverás a saber de él… que casualmente pasará por donde vives, que querrá hablar contigo o reencontrarse por cualquier motivo (por papeleos legales del divorcio, por trabajo, o lo que sea). La cuestión es que querrá verte, ver esa renovada mujer que ya no necesita rogarle amor, esa mujer alegre que lo está pasando bien y es bien solicitada por sus amistades y todos los que le rodean.

Eso no quiere decir que se enamorase otra vez de ti, que quiera verte porque te extraña… ni nada. Puede ser simple curiosidad, porque realmente en su interior, lo más sinceramente, le fastidia enterarse de que estás tan bien sin él, y necesita verlo, está curioso. Molesto, pero curioso.

Mientras tanto, aunque en el fondo te estés muriendo por él, por mucho que estés deseando que todo se de un vuelco y vuelva a ti con los brazos abiertos… estarás preparada para lo peor. Estarás tranquila porque ya lo asimilaste, estarás segura porque ya te redescubriste a ti misma, estarás fuerte porque tomaste nuevas fuerzas que te renovaron. Cuando llegue el momento, le presentarás la bandera blanca de rendición… y de paz, sin nada que reprochar y pelear. Simplemente estarás tranquila y en paz contigo mismo, una situación totalmente distinta a la de antes de alejarte un tiempo de él.

Al ya no existir esa tensión, si sinceramente lo has logrado, si realmente lo has asumido, estás en paz y no ves necesidad de seguir rogando por sus migajas de amor, sucederá algo interesante: Podrás hablar con él, con naturalidad, como amigos, sin presión.

Personalmente, tú como mujer y persona, ya habrás salido ganando llegada a este punto, pues habrás madurado, te redescubriste, y aprendiste a valerte por ti misma. Si hay suerte, tal vez algo vea en ti por lo que merezca la pena reconsiderar el divorcio… y si no es así, al menos estarás preparada, capaz de enfrentarlo el destino.

Pero aún si no ocurre nada (no fuerces nada, deja que si alguien debe dar un paso sea él), no te preocupes. Te vales por ti misma… y hasta que los papeles no estén firmados aún puede suceder muchas cosas.

Aún el día en el que por fin los documentos del divorcio estén listos para ser firmados hay oportunidad de reconciliación como matrimonio. Si ese momento llega, sigue manteniéndote fuerte y segura en ti misma. Y aunque en el fondo te estés muriendo de tristeza, hazle ver que sabes llevarlo bien, que aunque el divorcio no fue idea tuya podrás asumirlo y asimilarlo, que aunque te hubiese gustado que las cosas pudiesen ser diferentes, estás preparada para ello. Incluso en ese último momento puede que suceda que rescates tu matrimonio. Si eres una mujer valiosa, si te has sabido valorar a ti misma y consecuentemente hacer valer a los demás, tal vez él quiera replantearse el divorcio.

Qué hacer después de la reconciliación

Hay que hablar, es indispensable hablar de lo que les llevó a esa situación en la que el divorcio parecía la única salida. Es importantísimo hablar de todo ello para evitar volver a caer en lo mismo otra vez, hablar de lo que no funcionó, de cómo evitarlo en el futuro… Y cómo no, también para decirle que así como tú has aprendido a aceptarte tal cual, que también deseas su felicidad. Es importante aprovechar la oportunidad no sólo para reconciliarte con él y salvar tu matrimonio del divorcio, sino también para fortalecer la unión entre los dos.

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Finalmente, una nota de cautela: Cada persona es diferente, y cada pareja también. Puede que esto te sea útil, así como les ha sido útil a muchas otras mujeres, pero no existen las fórmulas mágicas… pero este es un método de salvar el matrimonio que en muchísimos casos funciona. Toma lo bueno, si algo de ello hay en estos consejos (que confío que sí) y suerte en tu reconciliación y en tu redescubrimiento de lo mucho que vales como mujer.

Con cariño,

Shoshan

* Este artículo está destinado a las mujeres. Seguramente no funcionaría a la inversa, y por el contrario provocaría mayores problemas al hombre que quiere recuperar a la mujer que desea divorciarse. Nuestros cerebros son diferentes, actuamos y reaccionamos de forma diferente.

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