Hay momentos en la vida en las que sentimos la necesidad de aflojar la marcha para pensar en lo que hemos logrado a lo largo de nuestras vidas: las relaciones buenas y malas, los éxitos y fracasos, las compañías y soledades, sueños y pesadillas, creencias motivadoras y limitantes…
Y dentro de todo esta revisión que hacemos de nuestra vida, también es normal cuestionarnos acerca del amor, para intentar encontrar un concepto realista de lo que es el amor.
La mayoría de las mujeres (y ojo, que los hombres también) han vivido la mayor parte de sus historias amorosas basadas en una idea romántica sacrificada e incondicional del amor. Se han creído que la vida no tiene sentido sin su “amado” y por eso han soportado lo insoportable, lo impensable. Se han creído que el amor es sacrificio, que el amor es para siempre y que sólo sucede una vez. Por eso, muchas se quedan ancladas en relaciones que no funcionan.