En un momento creímos conocerlo y le entregamos nuestro corazón…
Pero suele ocurrir, que ese primer príncipe soñado es una ilusión, un espejismo incapaz de vernos de la misma manera, como las princesas de sus vidas con las que permanecer toda la vida.
Caemos, nos engañan y también nos auto-engañamos; nos ilusionamos y nos desilusionan…
Pero como mujeres aprendemos de la experiencia, crecemos, maduramos y comenzamos a tomar mejores decisiones que nos ayudarán a encontrar un amor que nos merezca.