En muchas ocasiones la mujer en sus sueños, ilusiones, fantasías y anhelos, suele etiquetar sus sentimientos Le pone nombres, lo viste de besos, de suspiros, de caricias voluptuosas, le habla tiernamente en la voz de su silencio, lo arropa y lo protege deliciosamente con las alas amorosas de su corazón que quisiera volar como ninfa en los cielos y fusionarse a las esporas del viento terrenal, como una margarita silvestre, sin hojas y sin tallos, sin ataduras, ni desventuras. Con inocencia pura, sin celos ni recelos o desconfianzas que rompan el encanto de su regazo sublime de mujer. Pura, bella y virginal en su hábitat natural paradisíaco de sueños… ensueños y dulces quimeras.
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