La amistad no sólo es el arte dar, sino también el de recibir.
Puede que tengamos alguna “amiga” que sólo nos quiera por intereses… pero si nosotras damos lo mejor de nosotras, y ellas no, entonces, a la hora de la verdad, no podremos considerarnos buenas amigas.
No podemos esperar recibir siempre de nuestros amigos, también tenemos que darles lo mejor de nosotras mismas. La amistad sincera es recíproca, damos y recibimos.