Amores virtuales:
se comienza jugando,
se termina llorando.
Dos personas, una noche solitaria, mucha tristeza, mucha soledad… Prendo mi PC, busco, y navego, de pronto entras tú y dices «¡Hola!». Yo tímidamente respondo «¡Hola!.
Con ese saludo comienza una conversación muy liviana, y me digo a mi misma «Ah, es sólo un chat! Quizás nunca lo vuelva a ver…»