Comúnmente justificamos nuestras acciones, o falta de acciones, diciendo que “lo que yo haga no tiene importancia”. Pensamos que lo que hagamos o no hagamos nada le tiene que importarle a nuestros vecinos, o menos aún, a la gente desconocida con la que nos cruzamos día a día.
Pero no es cierto, incluso los actos más pequeños e inocentes influyen enormemente en las personas que nos rodean y ven…