No es bueno despertar la envidia en los demás, sentirla una misma tampoco es bueno.
La envidia destruye nuestra alma y nos empuja hacia los abismos de la inseguridad, el irrespeto y la incapacidad.
¡Somos venturosamente únicas! ¿Por qué querríamos convertirnos en una “copia barata” de otro ser humano?