Hay amores que tenemos que esconder, que no pueden ser compartidas y lucidas con los demás… los amores prohibidos.
Esos amores suelen ser vividos de forma apasionada, con la emoción inicial de la clandestinidad… pero con el tiempo, acaban trayendo amargura, silencios, y lágrimas. Los amores clandestinos nos roban la tranquilidad, y siempre nos dejan con dudas y preguntas sin respuestas tales como: ¿Merece la pena sufrir por el amor de alguien que en realidad no nos pertenece? ¿Vale la pena tanta pena?