Una vez más llegan a su fin 365 días de un año que ya envejecido, se aleja para ocupar su lugar entre lo inerte, se va llevando consigo nuestras penas y congojas.
Vistámonos de ilusión y esperanza para recibir el año nuevo que se anuncia con las doce campanadas de la media noche, cuántos recuerdos, cuántas memorias, cuántas lágrimas suspendidas en el desencanto, cuántas memorias de un ayer de lágrimas de dolor y de gozo que nos enseñaron a crecer y muchas a veces a aceptar que no podemos detener el galopar de la vida.