¿Algunas te han tildado de anormal? ¿Te han dicho que no te comportas como el resto de tu familia? ¿Nadie sabe de dónde sacas esas ideas locas? ¿A veces incluso te sientes desubicada?
Claramente padeces del síndrome de la anormalidad.
Seguramente has conocido parejas con relaciones que parecían muy estables, pero que de un día para otro, para tu sorpresa, se rompió.
Yo recuerdo a una pareja que parecía tener una estupenda relación. Ella siempre contaba orgullosa de la buena comunicación que mantenía con su prometido, y él parecía realmente enamorado de ella. Sin embargo, después de algunos años de relación, todo acabó en un abrir y cerrar de ojos. Aquella pareja que parecía tener una base sólida, realmente la habían construido sobre arenas movedizas. Hoy en día, después de haber sido tan cercanos, ninguno sabe nada del otro. Son unos completos desconocidos.
Día tras día vivimos expuestas a un gran número de mensajes que pretenden decirnos cómo debemos pensar, actuar, vestirnos y ser.
Y a la vez, nos dicen palabras bonitas, motivándonos a ser nosotras mismas, originales… pero claro, nos dicen cómo lograrlo. Y si optamos por algo diferente, lo más probable es que vivamos entre señalamientos y críticas destructivas que pueden golpear fuertemente nuestra autoestima y nuestras relaciones sociales.
¿Haces las cosas porque quieres, o porque los demás esperan que las hagas? ¿Las haces como piensas mejor, o como te dicen? ¿Vistes como quieres, o como agrada a los ojos de los demás? ¿Dices lo que sientes, o lo que pueda impresionar a los demás?
¿Respondes con lo que te gustaría ser, o con lo que realmente eres?