Todos quisiéramos ser mejores cada día, lograr superar nuestros propios límites y alcanzar nuestra máxima capacidad. Pero no lo logramos.
Nuestro progreso, tanto en lo personal, como en lo social e incluso profesional, se ve limitado por nuestra tendencia a aferrarnos a las cosas que ya conocemos, así como al miedo a lo desconocido.