A veces necesito estar sola.
Necesito alejarme, huir incluso de las personas a las que quiero. Necesito ese tiempo personal, para mí misma.
Si quieres ser feliz, no te exijas demasiado
Es bueno querer progresar, mejorar, ser mejores cada día… sentirnos orgullosas de quienes somos y de lo que hemos logrado. Pero a veces nos pasamos.
Si bien es bueno desafiarnos a nosotras mismas, también conviene que conozcamos nuestros propios límites. Si queremos ser felices tenemos que lograr cosas en la vida, pero no tener tantas cosas por hacer que sintamos que no logramos nada.
La vida cambia mucho cuando estás casada
En el noviazgo, todo comienza muy bonito. Comienza con una bella amistad que más tarde florece a una relación más profunda. El amor entre ambos se va formando durante el trato, la convivencia, y con el compartir momentos agradables… hasta llegar a la formación de una familia. Cuando se forma la familia todo cambia.
Una vez se ha formado la familia, la pareja ya no es la misma que era antes, evoluciona, cambia, se modifica y adapta… Afrontan nuevos retos, y se acomodan y adaptan si pueden, y sin no lo logran, crean situaciones de confrontación y conformismo.
No seas mala con tu pareja
¿Cuántas veces te has preguntado por qué, si amas en plenitud a tu pareja, le haces sufrir? Sabes perfectamente bien que eres amada por tu pareja, pues él te lo demuestra de mil maneras, o al menos trata de hacerlo. Sin embargo, con el paso del tiempo, te das cuenta de que nunca estás conforme con todo lo que él te da, todo te enoja, o casi todo, tan solo con mirarle sonreír ya te incomodas… Es como si en lugar de amarlo no te agradara.
Mujeres con una doble vida
Muchas veces confundimos nuestras obligaciones y deberes con la rutina.
La mujer suele cansarse de ser la “muñequita de aparador”; el esposo le da todo (en lo material) pero eso no es suficiente para ella cuando ya no se siente mirada como mujer, o eso es lo que ella piensa porque ya no es besada tan apasionadamente como cuando se casaron.
La pasión
Cuando encontramos en nuestra vida a ese ser que nos va enamorando con sus palabras, con sus miradas tiernas, con sus pequeños detalles, nos va envolviendo poco a poco en su entorno hasta dejarnos enamoradas de él, le vamos entregando de nosotras todo, hasta llegar el momento de consumar ese amor, en esa primera noche de entrega, de pasión mezclada con ternura haciendo de nuestra vida íntima toda una bella fantasía, tal cual cuento de hadas en donde dice al final… «y vivieron felices para siempre»…
Pero al paso del tiempo, con el ir y venir de la vida, esa pasión se va enfriando entre los dos, el cansancio, el hogar, la vida misma con sus altibajos en economía, en los hijos…
Un rostro cansado
¿Conoces ese cansancio que se lleva en los hombros bajo la presión del hogar?
Muchas veces al casarnos imaginamos una vida hermosa, plena, rodeada de comodidades y amor, fantaseamos con ese príncipe que conocimos y del cual nos enamoramos tan locamente hasta el punto de entregarnos por entero y no pensar en nada más que en tenerlo a nuestro lado.
Hacer el bien sin mirar a quien
¿Qué es esto de «hacer el bien sin mirar a quién«?
Muy fácil, consiste en que al hacer cosas por alguien simplemente las hagamos, sin esperar agradecimientos.
No busquemos reconocimiento y agradecimiento… hagamos lo que ha de hacerse. A su tiempo Dios nos agradecerá todo aquello que hacemos.
¿Mujeres conflictivas… o conflictadas?
Amigas queridas, hoy vamos a tratar un temita en el que seguramente algunas se identificarán más que otras, ya que no todas las mujeres son conflictivas, pero algunas otras sí están “conflictadas” en todas las paredes y techos de su existencia.
Y hablando de conflictos, ¿quién no los ha tenido alguna vez?. Suena fea esta palabrita que no me gusta mucho, pero no hay remedio, tenemos que mencionarla así, por su nombre de pila.