Hay momentos de la vida en las que nada sale bien, todo va mal, sólo hay sufrimiento y no hay salida a la vista.
Ante una adversidad así, sólo queda la fe, creer que las cosas pueden cambiar, creer en ti misma, en tu capacidad de salir adelante forjando tu propio destino.
Ese pequeño acto de fe puede hacer la diferencia. Cree, ten fe, la vida cambiará si tú lo crees así.