Desde siempre, para “ser bella” hay que ser como los demás dicen que debemos ser.
Los gustos y los cánones de belleza siempre van cambiando, en algún momento de nuestra reciente historia se exigió tener grandes curvas marcadas, guitarras femeninas; luego delgadas hasta los huesos, y otras pulposas con implantes exagerados en los pechos y el trasero.