Cuando una mujer se va a casar amigas queridas, lo que más le ilusiona es que todo mundo lo sepa (primero éso), está tan enamorada que no tiene tiempo para pensar en otra cosa, desea gritarlo a los cuatro vientos, no duerme, se le olvida comer, se le cae la cabeza hasta los pies, se le olvida todo y se dispone a pisar puras nubes de su tul color ilusión, adornado con blancos azahares anticipados y perfumados con agua de naranjo bendecido de felicidad, que la hace andar bailando solita por toda la casa.