Cuando la soledad llega a nuestras vidas, no viene sola: viene acompañada de tristezas, decepciones, lágrimas, llantos, desánimo… ¡y de unos kilos de más en el cuerpo!
No nos dejamos estar, no calmamos las tristezas con dulces, que luego, para empeorar las cosas, pasa lo que tiene que pasar…
Tenemos que ser inteligentes, no dejarnos llevar por el desánimo, cuidarnos y mimarnos… no dejemos que la soledad nos tenga sufriendo más tiempo del necesario.