Artículo de: Sheila Morataya-Fleishman.
Cuántas veces antes de salir a una fiesta te has mirado y repetido: «si tan sólo tuviese las piernas más delgadas… si mi cabello fuese más lacio o no fuese tan crespo… si mis manos no fuesen tan huesudas… si mi pecho fuese más grande o más pequeño… Si mi trasero fuese más firme, si mi nariz no fuese tan grande… ¡Que fea me veo!«
Y así, sintiéndote disgustada has salido a la calle envuelta en una falsa seguridad, pues en tu interior realmente te sientes frustrada e insegura con tu cuerpo. Andas pensando: «Hay muchísimas mujeres mucho más bonitas que yo, y que además poseen una personalidad mucho más interesante que la mía…»