A veces vivimos tan enfocados en nosotros mismos que olvidamos dar gracias a Dios, la familia, amigos y vecinos por todo lo que tenemos. La vida sería mucho más feliz si aprendiésemos a ser agradecidos por todo.
Este tema te puede parecer un poco tonto, pero si lo piensas, es algo muy importante, tiene una enorme influencia sobre nuestras vidas: Saber apreciar las cosas y sentir agradecimiento por la vida es maravilloso, porque no sólo nos ayuda a ser mejores personas, a disfrutar mucho más de la vida, sino también a superar las malas etapas que nos toca vivir.
No hay nada que alegre más el alma del ser humano, que saber reconocer sus propios errores, enmendar el camino andado, y sobre todo, tener esa enorme capacidad de amarse tanto como para entregar esa misma calidad de amor a su prójimo.
Dios nos bendice a cada instante, nos llena de su inmenso amor, nos abraza en los momentos en los que el dolor nos abate, nos abre las puertas que necesitamos para nuestro bien, nos aleja de las cosas negativas, no nos da más de lo que podamos resistir, no escatima en cuanto a las alegrías que nos da, y las bendiciones no nos faltan, pues las recibimos a granel día a día… así es el diario vivir con nuestro Padre Bueno.
¡Todo está bien en ti! ¡Naciste perfecta, completa, única e irrepetible!
Aunque en ocasiones sientas que algo no está bien contigo, que no eres suficiente o no sabes suficiente, que no mereces lo que tienes o incluso crees que no mereces algo mejor, no te preocupes, pues a la mayoría nos pasa en algún momento.
“La gratitud es un valor que se nutre y se fortalece al practicarlo constantemente.”
Es bueno estar siempre agradecidas, y todavía mucho mejor llegar a expresar nuestro agradecimiento. Intentemos no guardarnos las “gracias”, aprovechemos cada oportunidad que tengamos para hacerle saber a las personas que han contribuido a nuestra felicidad, que estamos agradecidas.