Nuestros hijos han sido y serán siempre el motor de nuestra vida, todos nuestros anhelos se concentran en buscar la manera de que haya una relación franca y sincera con ellos, ¿pero realmente llegamos a conocer totalmente a nuestros hijos?
Como padres siempre pensamos en indicarles los límites, pensamos en proveerlos de la mayor orientación posible para que aprendan a solucionar sus propios problemas cuando lleguen a los años adultos, ¿pero nosotros como madres, estamos realmente preparadas para enfrentar sus cambios?