No es sabio permitir que nuestra vida privada sea un libro abierto que cualquier persona pueda leer. De hecho, cuando nuestros asuntos íntimos vuelan de boca en boca, nuestras “intimidades” se vuelven baratas.
Seamos mujeres sabias: aprendamos a guardar nuestros asuntos y, de esa manera, proteger a los nuestros.