Aprendí de la vida que hay que ser decidida,
aprendí de mi madre que hay que ser muy guerrera,
la pasión, gallardía y la paciencia en la espera.
Cuando nadie cree en ti, tú sigue apostando por ti
“Lo mejor de todo es darte cuenta de que aunque nadie creyó en ti y nadie te deseó lo mejor, lograste el éxito por tu propia cuenta. Que las críticas recibidas y palabras de desaliento diciéndote que no llegarías a ninguna parte, fueron lo que te impulsaron a ser mejor de lo que eras. Cuando esto te sucede, es tu triunfo personal, disfrútalo.” -Shoshan.
Si luchamos que sea para ganar
Las mujeres tenemos visión para cambiar las cosas a mejor, traer mejoras al entorno que nos rodea. Pero no podemos pretender cambiarlo todo, al menos no de golpe o acabaremos agotadas y derrotadas.
Tenemos que escoger bien aquello por lo que queremos luchar. Ir poco a poco, batalla a batalla, así podremos lograr lo que nos propongamos.
Lo que el viento se llevó
¿Por qué las cabronas tienen tanta suerte?
Hey amigas, acá estamos de nuevo con este temita que quizá a muchas mujeres no les agradaría mucho el título por el adjetivo calificativo usado, pero no hay remedio, tenemos que consignarlo así; tal como es y sin más preámbulos, entremos ahora a la parte medular de la vida de todas aquellas “cabronas suertudas”, que a parte, no se engorilan tan fácilmente, jajaja.
El término de “cabrona” es regionalista cien por ciento y malsonante, pero tambien indica o muestra a una cabra grande, ¡aaah…! pero una cabra que en el buen sentido de la palabra, también implica o apunta hacia un animal de sexo femenino de cuatro patas, con cola y cuernos (jaja, estoy hablando en serio, por favor no se asocie de otra manera que no es, no procede y no corresponde).
¡Se buscan mujeres calientes!
¡Holocausto para un gran amor!
Amigas queridas:
Hemos visto a través de algunos temas, por no decir en la mayoría, que casi todas las mujeres nos aferramos a un amor que ha quedado atrás, no queremos soltar los recuerdos, nos seguimos aferrando a ellos como si fueran una reliquia milenaria, aunque nos duelan. Y es precisamente en este presente tema, en que vamos a ahondar un poco en ello, para ver de qué manera podemos ayudarnos a aliviar un poco nuestro dolor de ese amor que ya no tenemos a nuestro lado.
¿Tigresas… o gatitas?
Amigas queridas:
Hoy trataremos un tema interesante que nos colocará seguramente a varias de nosotras, en el banquillo de las mujeres acusadas.
Y para empezar, hemos de asegurar con toda franqueza, que estamos viviendo en la época o Era de la velocidad. El mundo actual se debate entre los múltiples problemas sociales, económicos, políticos, raciales, territoriales, contaminación, globalización, aumento de la explosión demográfica, etc., sin ninguna esperanza de poder algún día llegar a la tan anhelada solución de la multifacética problemática mundial, que coloca a la mujer en un papel muy importante y difícil, pero no menos oportuno y grato de tener, gracias a Dios y a ese movimiento constante de la rueda mecánica de la vida, la gran capacidad de poder conocer y reconocer todo aquello de lo que somos capaces de lograr, aún y a pesar de tantas vicisitudes en el marco de la encomienda de “ser mujer”.