Cuando ya no tengo dudas de mí misma, cuando paso por la vida segura de quien soy y lo que hago, cuando mis pasos me llevan al lugar que quiero, cuando ya no lloro por cosas pequeñas, cuando mi vida empieza tener sentido, cuando ya no dudo de lo que soy capaz… entonces sé que he madurado.
7 cosas que debes saber acerca de la paciencia
¿Te gustaría aprender a tener más paciencia? ¿Te das cuenta de que eres demasiado impaciente, y que por culpa de eso te has precipitado demasiadas veces en cosas o relaciones que no te convenían? ¿Quieres aprender a ser paciente?
Cosas que aprendemos a medida que pasan los años
A medida que pasan los años descubrimos que si tan sólo los seres humanos lucháramos para ser personas de bien, con grandeza en el corazón y el alma, este mundo que nos trae de cabeza, sería mucho mejor.
También he aprendido que damos valor a lo que no lo tiene, y las cosas importantes las dejamos de lado. La vida te enseña que no es mejor persona el que todo lo tiene, sino el que es bondadoso de corazón. Todos buscamos ser amados y apreciados, y al no conseguirlo caemos en el error de comprar el cariño de los demás.
Al madurar cambiamos nuestro modo de reaccionar
A veces llega un punto en la vida en la que, sucediéndonos las mismas o parecidas cosas a antes, no reaccionamos de la misma manera. Tal vez nos sorprenda, pero miramos en nuestro interior y vemos que algo ha cambiado, ya no reaccionamos de la misma manera. Ese cambio no es la edad sino la madurez, la toma de conciencia, o el plantearnos con honestidad, hacia dónde queremos dirigir nuestros pasos.
Madurar no es envejecer
Muchas personas creen que madurar es un proceso que ocurre con el paso de los años (con la llegada de las primeras canas, arrugas, nietos y dolores musculares).
Sin embargo, “madurar” no pertenece al ciclo biológico de envejecer.
Envejecer es una realidad que escapa de nuestras manos, y madurar es elegir hacernos sanas y fuertes emocionalmente.
Si no cambias, te estancas
El mundo cambia, nuestro entorno cambia, las personas que amamos cambian… y nosotras también cambiamos.
La vida siempre sigue hacia adelante, a veces con cambios que nos duelen.
Pero como mujeres también crecemos, maduramos y evolucionamos. No nos estancamos, aprendemos de los errores y nos adaptamos a lo que la vida nos tenga deparada. Somos sensibles pero de corazón fuerte, no nos quedaremos ancladas en el ayer, forjamos nuestro futuro.
Aprendí de tu amor, ahora te dejo atrás
Al romperse la relación sufrimos, lloramos y quisiéramos borrarlo de nuestra historia… Pero podemos hacer mejor que eso, las mujeres tenemos la capacidad de reflexionar y aprender de lo vivido para seguir madurando en el amor y en aquello que más nos conviene para nuestro futuro.
¡Siempre he sido así y no voy a cambiar!
Debemos aceptarnos unos a otros tal como somos, no podemos pretender cambiar a los demás… pero podemos cambiarnos nosotras mismas, y debemos.
No somos piedras inmóviles, somos mujeres, tenemos capacidad de aprendizaje y de maduración. Si nos lo proponemos, siempre podemos cambiar y mejorar.
10 errores que suelen cometer las mujeres de mediana edad
¡Tú no cometas estos errores!
Hay errores que casi todas las mujeres de mediana edad cometen: no comprar nada para ellas mismas, sacrificarlo todo por los demás, compararse con como eran de jóvenes, y más…
Pero aunque ya lleguemos a los 30, 40, 50 o 60, tenemos que seguir valorándonos, sabiendo que nuestra edad también es buena y también merece sus privilegios.
Cuando llegan los nietos
Cierto es… que el ser madre es una de la experiencias más maravillosas que hay en esta vida, pero no es menos cierto que cuando los hijos crecen y ves la posibilidad de que un día cercano se vayan de tu lado, el corazón se te pone chiquitico y deseas que tus hijos volvieran a ser los bebés que comían, vestían, e iban donde y cuando tú decías… ¿verdad que es así amiga?
¡Y lo siguiente son los nietos!