En primer lugar, me gustaría decirte que sé lo que estás pasando. Sé que el dolor emocional se ha convertido en dolor físico, sé que hubo ocasiones en que no podías ni comer, que querías que el dolor cesara de una forma mágica, es decir, con un “ya basta” quieres que el dolor finalice y que todo esté bien. Pero, no será así. Fuera de ti no hay un “salvador”, la única persona que puede salvarte del infierno que estás viviendo en tu cabeza y tu corazón eres tú mismo.
Las cosas han cambiado, tu vida ha cambiado y si estás en el momento cúspide de dolor, difícilmente lo podrás ver con claridad.
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