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Cuando los hijos se van

Cuando los hijos se van Nueve meses de espera, por fin llega el día soñado, tenemos entre los brazos un pedacito de cielo con el que Dios, en su infinita bondad nos premia, algo nuestro, alguien que su vida depende de los cuidados de los padres, pero la espera no termina allí.

Esperamos con ansias sus primeras palabras, sus primeros pasos, hasta esperamos impacientes el momento cuando por fin nos pidan el juguete que ven en una vitrina de exhibición.

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