Pero a veces le damos demasiada importancia al pasado y lo convertimos en nuestro eterno presente.
¿Por qué nos aferramos al sufrimiento? ¿Por qué no olvidamos? ¿Por qué nos seguimos comiendo la cabeza por el pasado?
Cuando el dolor llega a nuestras vidas, lo hace con sufrimiento, lágrimas, tristeza y fantasmas del pasado…
Quisiéramos no tener que sufrir nunca, pero el dolor es inevitable, es parte de la vida. Y aunque no nos guste, también trae cosas positivas a nuestra vida: oportunidad de cambios, crecimiento y de disfrutar de mayores victorias.
No es bonito que duden de nuestro amor, pero dudar un poquito en momentos puntuales es normal y humano.
A veces las personas necesitamos que se nos reafirme en el amor; sólo supone una pequeña inseguridad, un momento de debilidad y necesidad. Si en lugar de rehuir las preguntas inquisidoras aprovechamos la ocasión para reafirmar nuestro amor, podremos fortalecer nuestra relación demostrando que no hay motivos para dudar del amor que nos sentimos.
Las mujeres posesivas no somos aquellas que amamos con la fuerza de un volcán. Asfixiamos con la fuerza de un volcán.
Quien ama no posee, porque las personas que aman saben que las personas no son objetos de los que se deba uno adueñar. Quien posee teme perder y sufre por ello. Quien ama disfruta de la vida y de quien tiene a su lado.
Hay hombres con alma de asesinos. Asesinos de nuestros sentimientos, esperanzas e ilusiones. Hieren de muerte nuestros corazones inocentes, atacan nuestra autoestima y nos hacen volubles a su voluntad.
No todos los hombres son así, pero cuando tenemos a uno así en nuestras vidas hay que saber deshacerse de ellos, respetarnos a nosotras mismas y luchar por nuestra libertad y derecho a la felicidad.
De la misma forma, Internet es una herramienta que puede utilizarse bien o mal.
Si la utilizamos bien podremos aumentar nuestros conocimientos y entablar mayores y mejores amistades. Pero si la usamos mal, podemos destruir las relaciones que ya tenemos.
Hay cosas que nos pueden provocar grandes sustos, pero lo que realmente nos da miedo son las cosas cotidianas de cada día que no somos capaces de enfrentar.
La verdadera mujer valiente no es tanto aquella heroica mujer del cine de acción, suspense y ficción, sino la que se enfrenta cada día a sus temores en su hogar, trabajo, matrimonio y familia.
Los padres siempre quieren lo mejor para sus hijos, tienen mayor experiencia y saben más lo que les conviene o no…
Pero a veces los padres protegen demasiado a sus hijos, les imponen demasiadas prohibiciones lo cual provoca más rebeldía. Incluso cuando así logran controlarles, pueden llegar a inhibir su crecimiento hacia la madurez e independencia personal.
Por lo general, los hombres aman a las mujeres. Pero hay hombres que odian a las mujeres.
Pese a odiar a las mujeres, como le pasa a todos los humanos, tienen necesidad de amor… por lo que muchos de ellos conviven con mujeres a los que acaban maltratando, insultando, dominando y haciendo la vida imposible.
No se es familia sólo por los lazos sanguíneos. La familia es más que eso, es algo que se lleva en el corazón.
Madres, padres, hijos, hijas, hermanos y hermanas… todos debemos amarnos y sentirnos bien unos con otros. Para vivir en familia hay que sentirse familia, y eso parte del corazón y del amor.
Todas criticamos y somos criticadas. Nadie se libra de la crítica y de realizar una crítica. Unos son más criticados, y otros son los que más critican…
Pero una mujer valiosa y segura de si misma no tiene necesidad de andar todo el tiempo buscando y señalando los defectos en los demás. Intentemos no criticar, y si realmente es necesario, que sea de forma constructiva, para ayudar.