Acostumbramos a acusar a los hombres de todos nuestros males, de ser todos iguales, infieles y cretinos por igual…
Pero confesémoslo: a veces nosotras también podemos ser malas, muy malas.
Tal vez no deberíamos de buscar tantas culpas en los demás y reconocer que tenemos parte tanto en lo que sale bien como lo que no. Porque somos mujeres, dirigimos nuestras vidas, tomamos decisiones no se nos lleva el viento, nosotras dirigimos nuestras vidas.