Hola amigas,
Hoy quiero hacer y decir cosas diferentes a lo habitual:
Como mujeres tenemos días de muchos cambios,
¡Cuántas veces nos hemos sentido frustradas por sentir que nuestra pareja o nuestro entorno nos hace sentir que somos poca cosa, que no valemos nada y que no estamos a la altura de las circunstancias!
Así es, muchas veces son nuestras propias parejas que nos hacen sentir que no somos nada, no recibimos ni una palabra de aliento por su parte, ni siquiera un gracias.
Ella es una mujer entregada a su familia y trabajo,
Ambos consiguieron trabajo en la misma ciudad, viajando todos los días una hora mientras sus niños se quedaban a cargo de la abuela materna, el estudiando los sábados, su trabajo como era por etapas a veces viajaba con ella, otras tantas se quedaba en su trabajo ya que le tocaban guardias, su trabajo consistía en el área de seguridad pública, ella impartiendo clases en una escuela primaria.
Hey amigas, acá estamos de nuevo con este temita que quizá a muchas mujeres no les agradaría mucho el título por el adjetivo calificativo usado, pero no hay remedio, tenemos que consignarlo así; tal como es y sin más preámbulos, entremos ahora a la parte medular de la vida de todas aquellas “cabronas suertudas”, que a parte, no se engorilan tan fácilmente, jajaja.
El término de “cabrona” es regionalista cien por ciento y malsonante, pero tambien indica o muestra a una cabra grande, ¡aaah…! pero una cabra que en el buen sentido de la palabra, también implica o apunta hacia un animal de sexo femenino de cuatro patas, con cola y cuernos (jaja, estoy hablando en serio, por favor no se asocie de otra manera que no es, no procede y no corresponde).
Hola amigas,
Hoy hablaremos de esos amores que alguna vez tuvieron un puesto muy especial en nuestros corazones, pero que por cualquier motivo nunca se logró concretar, y que no por ello los olvidamos, sino que al contrario, cuanto más tiempo pasa y más personas conocemos el recuerdo de aquello tan bonito se vuelve a marcar con más fuerzas, hoy quizás estamos casadas, quizás tenemos otra vida, pero en nuestro ser aún vive el recuerdo de aquel que una vez se amó tanto.
Mujeres, se habla muy a menudo de nuestro amor, de nuestro desamor, de las penas y congojas que muchas veces atormentan nuestro corazón, nos niegan y nos negamos a nosotras mismas a ser la alegría del mundo.
Mujeres,
celebremos nuestra vida:
Seamos la alegría, e inspiración pensemos que si somos fuertes como mujeres, podemos hacer este mundo más fuerte.
La palabra “confianzafe, de esperanza, de creencia en algo o en alguien (sea una cosa, o una persona), sin embargo no significa lo mismo, pero nos representa vivamente el deseo, o la necesidad de creer en algo o en alguien, y más si se trata de enfrentar momentos críticos en la vida.
Al término “fe” se le conocen varios significados, aunque todos derivan de la misma idea original: Sabiduría, también confianza, virtud, fidelidad, esperanza y por último, hasta “creencia”. La fe por lo tanto, es el conocimiento de la realidad, entonces tener fe es un sinónimo de confianza.
La mecánica de nuestras vidas en sus diferentes manifestaciones amigas queridas, está llevando a la mujer a una situación de verdadera desesperación, confusión y caos, obligándola a tomar determinaciones de emergencia con resultados igualmente negativos.
La vida moderna nos exige cambios es cierto, pero estos cambios nos están llevando muy de prisa hacia la competencia social, y es urgente aprender a sentir hondo y a pensar claro sobre cuáles son nuestras responsabilidades y dónde terminan los compromisos que tenemos con los demás.
¿Te has dado cuenta que mientras más llenamos nuestro armario más vacías nos sentimos?
Amigas, creo que este tema no es de una sola mujer, es muy común que las mujeres tendamos a comprar mucho y sentirnos más solas cuanto más tengamos, ¿y qué tiene que ver lo uno con lo otro? Mucho, te lo explicaré:
Siempre nos estamos sintiendo solas, con mucha depresiones, ¿y qué hacemos para compensar nuestra depresión? Salir a los centros comerciales a comprar lo que sea, lo más inútil, muchas veces no nos hace falta pero lo compramos porque sentimos la sensación de que eso llena nuestra vida.
Cuando vives en esa soledad compartida, donde tu vida gira alrededor de tu familia, tu hogar, tus hijos, tu vida es un poco triste, vacía, sientes que necesitas ese «algo» que te haga salir de la rutina…
En una de esas salidas al súper, te encuentras a alguien, quien entabla contigo una pequeña charla, sobre los niños, el hogar, te agrada esa persona e intercambias comentarios sobre las cosas cotidianas de la vida…
¿Dónde quedó la luz de tus ojos mujer? ¿Hacia donde huyó tu sonrisa de miel? ¿De qué o de quién se esconden los latidos profundos de tu cálido corazón?, ¿Por qué ya no cantas como lo hacen los pájaros al amanecer?
¿Por qué callas, sufres y lloras paloma herida por las corrientes de la vida? ¿No quieres mirar más hacia la colina por donde salen diariamente para ti, los rayos del sol?
Muchas nos adentramos en el mundo cibernético, ese mundo alejado de la gente real que está a nuestro lado; buscamos amistades, conociendo tantas personas, muchas veces para expresar nuestro sentir, ya sea abarcando el mundo de la poesía, del tan sólo leer, o tal vez lo tomamos como una manera de distraernos de las cosas cotidianas de la vida, para alejarnos del estrés.
Y al paso del tiempo vamos conociendo personas afines a una, amistades que se van convirtiendo en algo normal en nuestra vida, amigas sobre todo de quienes hablamos en nuestra mesa a la hora de comer, las llevamos siempre presentes como si estuvieran cerca de nosotras sin importar que miles de kilómetros nos dividan entre esas personas y nosotros.