¡Qué diferente sería nuestro mundo si mirásemos con los ojos del corazón!
De ese modo nos daríamos cuenta de que muchas de las cosas que suceden a nuestro alrededor, quizás provocadas por nuestros rencores del pasado, serían suavizados por nuestra forma de ser, y todo lo veríamos desde otra perspectiva, con mucha más bondad, incluso para con quien tanto daño nos hizo.