La peor cárcel de nuestras vidas somos nosotros mismos: Lo que nos roba libertad son nuestros miedos, nuestra manera de ver la vida; nos atamos a nuestra casa y se nos va la vida entre hacer esto y lo otro que lentamente no nos damos cuenta que nos vamos encerrando en nuestro propio ser, estamos tan ocupadas que no vemos más allá de nosotros, le ponemos cadenas a nuestros sentimientos, a nuestra manera de ser y no miramos que cada día la- soga- cuerda- nos va aprontando hasta que ya no podemos respirar.
En la vida hay más de una sola verdad: la tuya y la de la otra persona
He comprendido que en la vida hay más de una sola verdad: la tuya y la de la otra persona; ambas son válidas porque cada quien tiene la suya, por eso antes de juzgar, siempre mira también hacia el otro lado. No todo es tan blanco ni tan negro, en toda persona está siempre el querer agradar a todos, pero también me he dado cuenta que eso es imposible.
No te dejes llevar por la opinión de los demás
Puede que te pase a ti, como muy posiblemente a la mayor parte de las personas, que a la hora de tomar decisiones, resolver dudas y cuestiones, tengas en gran valor la opinión de los demás. Antes de decidir un cambio, piensas en el qué dirán los demás, qué les parecerá, qué harían y qué esperan de ti. En cierto modo, al plantearnos estas cuestiones lo que estamos haciendo es dejar que sean otras personas quienes decidan por nosotras.
El problema de tener siempre la razón
“No es lo que tú no sabes lo que te mete en problemas. Es lo que tú crees saber con absoluta seguridad y simplemente no es así”
(Josh Billings)
Todo ser humano, independientemente de cómo creció o fue educado, durante sus años de niñez y juventud, desarrolla su propio criterio. Y está bien tener un criterio propio, diferente al de los demás… pero no que por ello está bien que no tomemos en cuenta, ni respetemos, las opiniones diferentes a las nuestras propias.