Se espera que seamos buenas mujeres y esposas, felizmente planchando la ropa del hogar, lavando los platos, limpiando la casa, cuidando de los niños, preparando la comida y muchas cosas más…
¡Pero no! Lo siento por los hombres… ¡Esa mujer perfecta no existe! Al menos no con esa macabra exigencia de perfección…
Hacemos mucho, porque somos capaces y podemos. Pero a veces trabajamos demasiado, tanto que no encontramos tiempo para nosotras mismas… eso debe cambiar, merecemos tener tiempo para nosotras mismas, y podemos encontrarlo.