Desde siempre ha existido la idea de que el hombre es el sexo fuerte, el que todo lo puede. Al hombre se le ha enseñado a ser “mejor que la mujer”, y de forma consciente o no, se le ha enseñado a vivir en una constante competencia con la mujer, dentro y fuera del hogar, “porque es él quien lleva los pantalones”, y muy difícilmente acepta que la mujer es tan capaz o más que él en los diferentes terrenos de la vida diaria.
Jefatura femenina
Imaginemos que por un día, nadie, absolutamente nadie tenderá las camas en casa, nadie preparará el desayuno, la comida, ni la cena, no se asearán las áreas comunes como: La sala, el comedor, la cocina o el baño…
Nadie atenderá el hogar, nadie se encargará de los niños, nadie remojará el jardín, nadie se preocupará por saber si el lechero o el panadero o el carnicero o el verdulero tocó a nuestra puerta…