Las cosas malas nunca llegan solas,De nada nos sirve quedarnos en la cama lamentando lo que no fue o lo que pudo ser…
Creo que la más cruel soledad es aquella que llega cuando alguien que se ha amado mucho se marcha para no volver nunca más. Puede que sea porque se ha ido al cielo, con nuestro Señor. Es posible que sea cierto eso de que nos hace falta muchas vendas de amor con las que intentar sanar esas heridas, o al menos, que con ayuda de Dios ya no duela tanto el recordar. Lo más duro se vive cuando te despiertas y sabes que no puedes llamarle, ni decirle nada, que se fue y no volverá más.